lunes, 18 de febrero de 2008

TLC sexual, la puntíca no más ...

GRINGOS EN BARRANQUILLA

El otro TLC

¿Pasarla bien unos pocos días con una 'Pocahontas' de carne y hueso?

Apenas quince días atrás llegaba a Barranquilla un grupo de norteamericanos que no venían precisamente en plan de turismo o de negocios o, al menos, no en el estricto sentido de ambas palabras. Se hospedaron en uno de los mejores hoteles y de inmediato comenzó la guachafita: jovencitas lugareñas, invitación en mano, fueron llegando para ser parte de la agenda oficial de tan "ilustres" visitantes.

Los gringos no eran congresistas demócratas, ni sindicalistas, ni ejecutivos, ni empresarios, ni mucho menos ex voluntarios de los Cuerpos de Paz. Eran hombres, supuestamente solteros, que se habían inscrito en una de tantas excursiones que hoy por hoy visitan nuestro país. En aras de la verdad, no son precisamente galanes. En ellos es evidente la marca texana del 'redneckismo' y es fácil entender por qué una mujer de su país no ha querido cargar con ellos. En alguna ocasión hablé con una colombiana que familiarizó con uno de Arizona. Las prácticas de higiene del tipo no eran las mejores.

Según la página de Internet que promociona tal aventura, ellos son solteros que desean conocer mujeres latinas, por la sencilla razón de que estas no fuman, no beben y son fieles.

Le escribí un correo electrónico a uno de los promotores y me respondió lacónicamente: "A la mayoría de ellos les gustan las mujeres latinas, pero las colombianas parecen ser más bonitas".

¿Se supone que deberíamos sentirnos halagados de que a nuestras mujeres se las promocione de esta manera? "Contamos con miles de mujeres latinas atractivas, sinceras, tradicionalistas y orientadas hacia el matrimonio", dice una de las múltiples páginas que promocionan este servicio. A los viajeros se les garantiza que al menos habrá diez chicas para cada uno, de sobra para escoger. En efecto. La famosa pool party, fiesta de piscina, que es anunciada como el evento más importante del tour, congrega a un centenar de chicas en biquini, las cuales esperan ansiosas a que uno de los norteamericanos las convoque para entablar un vínculo.

Dice mi fuente electrónica que de un 3 a un 5 por ciento de esos diálogos terminan en matrimonio y un 40 por ciento en "encuentros de almas gemelas".

Hasta aquí se podría afirmar que todo está bien. Por más que uno pueda tener serios cuestionamientos a la actitud servil de algunas de estas jóvenes, por más que en el fondo no sea sino la búsqueda desesperada de una mejor opción de vida, por más que haya un tufillo de indignidad en el trasfondo del esquema, la verdad es que este tipo de agencias son populares en el mundo entero y aceptadas socialmente.

Un video oficial de la agencia muestra a algunas de las chicas. Una de ellas aparece con un estetoscopio en el pecho atendiendo a un paciente. Es médico y todo lo que quiere es pescarse un marido gringo, como tantas otras latinoamericanas. El problema es cuando, viendo desde la distancia el flirteo de las chicas en biquini con sus potenciales pretendientes, le pregunto a un empleado de turismo y este me contesta:

-Muchas de ellas son...

Para la palabra que falta, el empleado ya no usa la voz, sino un mudo lenguaje de labios cuyo contenido, con énfasis en un par de letras 'pe', es inconfundible: son 'prepago'.

No todos se casan o encuentran su alma gemela, eso es cierto. Pero ¿cuántos de ellos jamás han tenido esa intención? ¿Cuántos de ellos se han embarcado en una suerte de TLC sexual, cuyo objetivo es pasarla bien unos pocos días con una 'Pocahontas' de carne y hueso?

Cada cual hace lo que quiere con su vida y con muchas otras cosas, pero lo cierto es que la mezcla de 'prepagos' con turistas, el ahínco con que se promociona a Cali y Barranquilla como los destinos ideales para las vacaciones de solteros, podrían estar conduciendo a Colombia a una suerte de 'jineterismo', como se le conoce en Cuba al turismo sexual internacional.

La Habana lo ha combatido, quizá con más ganas que éxito. Pero lo ha intentado. Allá lo tienen claro: indigno el país que lo tolera.

http://www.laesquinadelcine.com/

Ernesto McCausland Sojo


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