lunes, 25 de agosto de 2008

si es posible - Gobernanza Turística aplicada

Un ejemplo de  lo que hemos insistido se denomina Gobernanza Turística -

Comfenalco - SENA - y por supuesto la comunidad chamíe, conforman el trípode para el desarrollo turístico sostenible, seguramente tendrán mucho por afinar, pero como siempre se recuerda que lo importante es el camino.

Tomado de El Tiempo.com

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Proyecto con heliconias de los indígenas chamíes obtiene reconocimiento de la Cepal

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Foto: Javier Agudelo / EL TIEMPO

Los indígenas cortan las guaduas y con los trozos forman los floreros, alrededor de los cuales tallan figuras de pájaros, flores y otros elementos que reflejan la visión que los embera chamíes de la región.

Fue uno de los 20 escogidos por ese organismo y la Fundación W.K. Kellogs entre 4.400 de todo el continente, que se presentaron a un concurso para resaltar experiencias innovadoras en gestión social.

Se denomina 'Sembrando Futuro en la Comunidad Indígena de La María'.

Este verdadero 'milagro', que se vive en La María, nació hace tres años, cuando 850 empleados de la Caja de Compensación Familiar Comfenalco decidieron donar, durante dos años, el uno por ciento de su salario para un fondo que financiara una obra social.

En el camino se les han unido las ONG Generalitat Valenciana y Petjades, la Gobernación de Antioquia y el Sena. Hasta ahora van invertidos 889 millones de pesos.

De esa manera nació la empresa Dachiname -Madre Tierra, en chamí-.  Angelmiro Tascón, su gerente, y Leticia Gómez, la agrónoma que acompaña el proceso a nombre de Comfenalco, recuerdan que los chamíes de esta región eran nómadas y se iban a trabajar donde hubiera cosecha de café, pero retornaban a la vereda La Pastora, de Támesis, a sembrar fríjol, maíz y yuca para su propio consumo.

Así, entre desplazamiento y desplazamiento, fueron perdiendo sus tierras.

Hace 30 años Vicente Vargas, un benefactor que jamás se les ha separado, les donó 12 hectáreas a 8 familias para que se reasentaran y ahí creció el resguardo La María.
La idea es que con Sembrando Futuro dejen la trashumancia por cafetales ajenos para asentarse alrededor de una empresa propia que tiene como centro la heliconia (también llamada 'ave del paraíso'), una flor que antes tenían como simple rastrojo.

Hoy, de las 52 familias (248 personas) del resguardo, 30 están vinculadas de manera directa y el resto siguen siendo jornaleros, pero participan de algunas actividades comunes.

Tascón es justamente uno de los beneficiarios y resalta que Dachiname no solo genera empleo, sino que ha mejorado la parte alimentaria y ha recuperado el trabajo colectivo y las prácticas culturales ancestrales de los chamíes.

Los indígenas tienen 31 parcelas familiares, en donde poseen 250 matas de heliconia, que son de propiedad comunitaria, más 70 plataneras, 13 plantas de mandarinos, guanábanos y guayabos, de donde sale la dosis de vitaminas para la misma familia.

Los ramilletes se venden en las sedes de Comfenalco, urbanizaciones de Medellín y ferias, pero la intención es que salgan al extranjero.

Además, están construyendo un sendero ecológico para observar las 74 especies de aves de la región, para atraer el turismo a su resguardo. "Para nosotros, más que un sendero
ecológico, es un lugar sagrado", dice Angelmiro.

De Colombia, en la selección, también quedó el Programa para la Gestión del Conflicto Escolar Hermes, de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Trabajo constante

María Magdalena Yagarí arregla con un bisturí la forma lanceada de una hoja de palma canoa mientras que Ana María Tascón tiene un ramillete de heliconias para que Gloria Cecilia Tascón lo enrolle con una cinta rosada.

A la par con estas mujeres que trabajan en el vivero, en el centro de acopio de al lado, dos hombres cortan guaduas y con los trozos forman los floreros y tallan alrededor de ellos figuras de pájaros, flores y otros elementos que reflejan la visión de los embera
chamíes de la región.

Así, entre todos, en unos minutos, completan para vender un arreglo de colores vivos, de esos que están impulsando la transformación que vive el resguardo indígena de La María, asentado en Valparaíso, en el suroccidente antioqueño.

NÉSTOR ALONSO LÓPEZ
ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO
VALPARAÍSO (SUROESTE ANTIOQUEÑO)


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