Colombianos exigen cuidado del ambiente, pero hacen poco por él
Tomado de El Tiempo JAVIER SILVA HERRERAREDACCIÓN VIDA DE HOY
Son las conclusiones más importantes de la Gran Encuesta Nacional Ambiental, la primera de su tipo que se hace en el país y que midió el grado de conciencia de la población y su comportamiento frente al medio ambiente. Fue realizada por la firma Meiko y contratada por la Universidad Nacional y la revista Catorce 6, el único medio nacional dedicado exclusivamente a temas ecológicos y dirigida por la ex ministra de Medio Ambiente, Cecilia Rodríguez.
En la encuesta, que será presentada hoy, se entrevistó cara a cara a 3.663 personas de todos los estratos, mayores de edad y que viven en 12 ciudades principales, como Bogotá, Cali, Medellín, Villavicencio y Pereira.
A pesar de este comportamiento antiecológico, piensan que la contaminación por chimeneas, taxis y buses de servicio público, la tala de árboles y los vertimientos contaminantes son los 'delitos' ambientales que más los afectan y que observan con mayor frecuencia.
Solo una tercera parte separa basura
El reciclaje sigue siendo una práctica aislada en Colombia.
Y aunque es reconocida como buena para la salud del planeta, solo la tercera parte de los ciudadanos piensa en reutilizar el papel o separar los residuos orgánicos de los inorgánicos.
A pesar de que son pocos los que reciclan, la gran mayoría de las personas (91 por ciento) está dispuesta a hacerlo, lo que indicaría ausencia de pedagogía de parte de las instituciones públicas.
Extrañamente, muchas personas en estas ciudades creen que esta actividad no está enfocada a beneficiar el medio ambiente.
En general, se cree que sirve para ayudarles económicamente a los recicladores o para unir a la comunidad.
También dicen que la clasificación de los desperdicios solo funciona en países desarrollados.
Rajan a principales alcaldes
La gran mayoría de los ciudadanos en las principales ciudades considera que su alcalde no hace nada en materia ambiental.
Generalmente lo reconocen como un gobernante que no habla de medio ambiente o como alguien que no hace nada por él. Por eso, dicen que se enteran del tema a través de la televisión y mirando documentales.
El mandatario que salió peor librado en la percepción de la gente fue el de Bogotá, Samuel Moreno, seguido por el de Bucaramanga, Fernando Vargas, y el de Medellín, Alonso Salazar.
Ninguno de los 12 gobernantes analizados sacó buena nota. En general, las gestiones más aplaudidas son el ordenamiento, seguido de la organización del transporte y la creación de parques.
Hay una confusión entre los ciudadanos sobre quién es la autoridad ambiental en su ciudad. Casi la mitad dice que es el Ministerio de Medio Ambiente y desconoce a la autoridad local o regional, competente para asumir los problemas.
Piden multas como castigos
¿Cómo se debe castigar a las personas que cometen algún delito ambiental?
La mayoría prefiere las multas. Después de estas los colombianos se debaten entre la cárcel y la sanción pedagógica.
Claro que algunos dicen que no debe haber castigos.
De otra parte, los ciudadanos consideran que una buena arborización les brindaría las mejores condiciones ambientales y de vida, pero otros dicen que eso mismo se consigue con la cercanía a un parque o con estar alejados de zonas industriales.
También apoyan el cuidado de la fauna y la flora como condición clave para contribuir con el desarrollo económico, y prefieren el turismo ecológico por encima de las explotaciones mineras o petroleras para el desarrollo de una región.
Casi la mitad le da prelación a la calidad y a los precios a la hora de escoger los alimentos y casi nadie mira (solo el 5 por ciento) si son orgánicos o producidos respetando procesos ecológicos.
Los hábitos más comunes
Aunque las personas admiten que alguna vez han desperdiciado el agua, el ahorro del líquido es lo que más las conecta con las prácticas ecológicas sostenibles, lo mismo que el uso excesivo de luz.
Estas prácticas, sin embargo, no tendrían una motivación estrictamente ambiental y tendrían más que ver con la necesidad de ahorrar dinero.
Solo una mínima parte de las personas que tienen carro usan medios alternativos para movilizarse o ir al trabajo, como la bicicleta.
Parece que no se piensa mucho en la naturaleza, porque la mitad de los encuestados dice que no ha hecho nada cuando ha sido testigo de algún daño contra el entorno.
Solo un 1 por ciento ha presentado acciones judiciales.
Esto a pesar de que el 67 por ciento de los colombianos ha sido testigo de un proceso de deterioro de algún ecosistema.
Esta situación es más notoria en ciudades como Villavicencio, Pereira, Manizales y Bucaramanga.
Los que menos han presenciado daños son los samarios y los habitantes de Medellín, que respiran uno de los peores aires del país.
Y paradójicamene, aunque más del 80 por ciento de las personas rechazaría la instalación de un relleno sanitario cerca de su casa, así esté bien manejado, un porcentaje similar no apoyaría a una empresa que genere empleo, pero que a la vez contamine.
Es desinformación (la respuesta en la encuesta). Hay trabajo para mejorar el aire, recuperar espacios verdes y en educación. Los resultados se verán en el 2010.
Clara Restrepo, secretaria de Ambiente de Medellín.
Nosotros arrastramos una situación poco favorable de otras gestiones. Hemos hecho mucho y con autoridad, pero la gente no se da cuenta y solo mira otros problemas.
Juan Antonio Nieto, secretario de Ambiente de Bogotá.
Reconozco que ha habido un rezago de 20 años. Y lo que estamos haciendo es volteando la página para recuperar ese pasivo con mucha educación y sobre todo con autoridad.
Alejandro de Lima, director del DAGMA de Cali.
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